Mittwoch, 23. Juni 2010

Y otra noche más...


Querido lector:

Son las 1.25 y me pasa lo de siempre. Creo que a ti, sí, a ti también te habrá pasado. Es la típica noche, que sin saber al 100% por qué, no puedes dormir. Yo lo que hago en estas noches es muy típico de pensador americano. Ahora me he puesto un poco de jazz que me ha pasado un colega y estoy disfrutando un poco escribiéndoos casi a tiempo real lo que se me pasa por la cabeza.
Es tarde por la noche. Ya sólo una persona te habla por el "messenger" y se mosquea porque no le prestas del todo atención. Te metes en la red, buscas tonterías que hace unos anyos con fervor anhelabas y ahora te sorprendes que en su momento te fascinasen tanto. Ahora esa persona te dice por chat que te echa de menos, y en ese momento se te echan las 4 paredes encima. La hora del lobo. Cuando, a mi manera de ver, se tiene la mente más lúcida pero por desgracia menos atenta. Los pensamientos van y vuelven, a veces se ahorran el billete de vuelta y se pierden un un rincón del que saben que no reaparecerán en largo tiempo. Cuando manyana sea por la manyana y me despierte fresco y recuperado de tanto no hacer nada, leeré este texto y me extranyaré de haberlo escrito. Morralla o genialidad es lo que se tiene a estas horas. Un sentimiento igual de gratificante que doloroso, y notas que ambos son intensos. Hoy aprovecho la oportunidad y me siento un rato delante del ordenador, parece que no tengo ni que pensar, que mis dedos van subiendo, bajando, de izquierda a derecha, teclado arriba, teclado abajo por mero gozo. Pero es tarde, y la única persona que está conectada ya te dice que está cansada y que pretende dormir, pero le cuesta despedirse de ti, y a ti de ella. A pesar de todo, manyana será un nuevo día y podré escribir un texto más o menos esquematizado de lo que maquin0, pero en una noche como esta sólo se puede dejar fluir a la mente, que salga lo que quiera.
Este texto no es nada increíble, ni tampoco recomendable, pero tú, que por las noches sientes esa tensión y ese cansancio tan presentes, espero que te sientas identificado con un servidor. Pues resulta que al final el texto sí me ha fatigado...

Un cordial saludo desde el insomnio,

Guille

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