Querido lector:
Son las 20.16 y creo que está va a ser corta. No es por vagancia, simplemente que ahora estoy en ese momento raro de tener ganas de hacer una cosa pero no las suficientes como para llevarla a cabo del todo, no sé si me consigo expresar con exactitud. Hace poco tuve una crisis emocional, y ya sabéis, con el tiempo libre, etc. uno se monta sus fantasías y demás. Por eso hoy, en la resaca del hecho en sí me pongo a escribir sobre él para digerirlo un poco más. Lo que más me chocó fue una cosa: que las cosas no son como pensamos que son.
Y ni siquiera como pensamos que son. Como queremos que sean, que es más lejano a la realidad todavía. Ahora os puede dar la impresión de que yo os voy a relatar una historia de traición y mentiras. Para nada. Es una historia cotidiana, pero cuando pasa nos parece a veces que debemos ser la única persona a la que le tocan tan malas papeletas. Y ahí está la clave del asunto. Hay veces que pasan cosas, buenas o malas (para nosotros como persona). Nosotros entonces le damos una interpretación (p.e. y a grandes rasgos, que sea buena o mala para nosotros), ya que es ineludible que un hecho que nos afecta directamente no pase por ese filtro que es nuestra propia percepción.
Pues eso me pasó. Salí de una relación intensa, y eso me sentó bastante mal. A la otra persona supongo que también, pero como no soy esa persona no os puedo relatar su punto de vista con demasiada exactitud sin caer en valoraciones propias, tanto implícitas como explícitas. Después de la separación procuré encontrar todo tipo de razones del por qué. Y así me surgieron 1000 teorías, cada cual más aterradora que la otra. A causa de esas teorías me surgió una cierta reafirmación de mí mismo, idea que contaminó en ese momento bastante mi percepción de la otra persona. En un momento de ira le hice saber lo que pensaba de la separación y la actitud de la otra persona hacia esa separación. Pero con el tiempo y el diálogo con la otra persona me di cuenta de que esas confabulaciones eran sólo mis impresiones creadas por la crudeza de la situación. Ahora, con algo más de distancia (tanto física como mental), me he dado cuenta de que las cosas no son como creo que son ni como quiero que sean, son como son.
No puedo daros una moraleja. Sólo recomendaros que en situaciones límite lo mejor es mantener la cabeza fría y examinar lo más objetivamente posible las CAUSAS de esa situación límite para comprender el suceder de esa situación límite. Por mucho que miremos el paisaje por arriba, por abajo, con gafas de sol, a través de una cámara de fotos o con una lente concava ese paisaje seguirá siendo el mismo (por suerte). Mucho me da la impresión que nos fijamos a veces más en el filtro (nosotros) que en la situación en sí. Así que procuremos librarnos de esos filtros, que más que una ayuda son un distorsionador que nos puede causar más mal que bien.
Un saludo pensativo,
Guillermo
Yo estoy en el estado que comentas al principio 24/7.
AntwortenLöschenOstia, mal asunto, xD!
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