Montag, 10. Mai 2010

Estudiar?!

Querido lector:

Son las 16.16h. La hora perfecta para hablar de temas de interés de cada ámbito: cultural, social, pornográfico, universitario, escolar, estelar, bilateral, multilateral, lateral, especial, pornográfico, gráfico, de tráfico, de ático, del hogar, maternal, fraternal, paternal, pornográfico o lo que sea.
Hoy voy a hablar de un tema, querido lector, que en mi mocedad me robaba tiempo valioso, pero me satisfacía a la par. Hablo de un tema sucio. Un tema tabu. Un tema asqueroso. Pero un tema muy natural, ya que está en la naturaleza de cada adolescente. Es un dilema que debe existir desde que existen las escuelas, sobre todo las de educación secundaria. Un dilema que se debate entre el cerebro y el miembro viril. Sí!, lector, has leído correctamente. Los sesos y los genitales tienen enfrentamientos míticos, séase por ejemplo la batalla épica entre la idea de no enrollarse con la chica maníaco-depresiva del tercero y la de hacerlo por recompensarse físicamente por años de no ligar y esperar en vano a ese pedazo de mujer que cumpla todos tus deseos y te traiga tiras de bacon calientes a la cama cuando amanece! Pero hoy, lector, hoy es el día D, la hora H, el minuto M, el segundo S!!!

Hoy, estimado lector, quiero confrontar al público masculino por horas de estudio perdidas. De joven se tenían grandes pretensiones después de echar la siesta. Resolver cada raíz cuadrada, interpretar cada poema de Fray Luis de León y aprenderse la tabla entera de elementos para dar por el ano a ese/esa profesor/a puñetero/a que siempre te intentaba pillar en los exámenes. Se lo ibas a demostrar, joderle, chafarle sus ideas de chafarte, a fin de cuentas: darle su merecido a ese sarnoso hijo de perra! Pero la lucha genitalo-cerebral no es sólo un conflicto que se libra pensando en la vecina, no, también al estudiar. Al principio es un breve revoloteo que aletea por tu hueca cabeza preadulta. Piensas que no pasa nada si introduces esa palma y cinco dedos en el calconcillo y te das un relajante pseudomasaje en los testículos. Por ahora todo va bien. Pero no durará, joven Padawan. La carne es débil, y siendo tan joven es debilísima, frágil, insostenible. Así que al final tragas saliva y apartas el libro pensando que lo retomarás en un cuarto de hora, ya que tú en realidad lo que quieres es estudiar para mostrarle al profesor lo que vales de verdad. Pero no. Terminas y sueles sentir un cansancio "inexplicable" que no puedes reprimir, así que comienzas la archiconocida "siesta de 10 minutos". A fin de la jornada no has hecho nada, tu espíritu sexual adolescente sigue igual de indómito. Felicidades, estudiante!

Cuál es entonces la conclusión de todo este asunto? Verdaderamente, no la sé. Así que os dejo con una hipótesis que les encanta a los científicos que estudian la naturaleza: No somos ni más ni menos que animales.

Saludos cordiales,

un tío con (demasiados) huevos